Hemos entrado ya en plena temporada de Otoño, así que nos parece muy interesante compartir con vosotros algunos consejos para ahorrar en calefacción usando lana, ya que las temperaturas bajan y con el cambio horario las horas de luz también se reducen. En algunos hogares incluso han comenzado ya a usar la calefacción.
En este post queremos también echar la mirada atrás para saber desde cuándo existe la calefacción en el hogar (tal y como hoy la conocemos), desmontar falsos mitos sobre el uso de la calefacción, y sobretodo daros 3 consejos muy prácticos para usar menos la calefacción en vuestra casa.
La factura de la luz
El gasto medio de gas natural de una vivienda (2021) en España es de casi 5.100kWh/año según el estudio SPAHOUSEC II del IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía), aunque el valor cambia dependiendo de si tienes la calefacción eléctrica o no. Esto es así porque una calefacción de gas natural supone el 70% de la factura energética en los meses de invierno.
¿Cuánto podríamos ahorrar si apagamos la calefacción por la noche? Si apagas el sistema de calefacción mientras duermes, se reduce el consumo de energía hasta en un 10%, ya que puedes utilizar edredones y mantas para mantenerte caliente. De todos los gastos energéticos que se realizan en una vivienda media de nuestro país la calefacción representa el 47% del total a lo largo del año.
Dejar la calefacción encendida todo el día
¿Es mejor dejar la calefacción encendida todo el día, aunque sea a una temperatura razonable? La respuesta es que no, ya que esta costumbre disparará el precio que paguemos en la factura del gas o la luz.Tener encendida la calefacción todo el día implica un consumo innecesario de energía que no es comparable al pequeño esfuerzo extra que tiene que hacer el sistema para arrancar después de haber estado apagada.
Por otro lado, un uso continuado de la calefacción aumentará nuestra huella de carbono, ya que generaremos muchas más emisiones de CO2.
Al dejar los radiadores funcionando mientras dormimos estamos consumiendo una energía que no es necesaria, ya que al ir a dormir en invierno nos abrigamos y usamos edredones más gruesos.
Según un estudio del IDAE la temperatura de confort en un ambiente cerrado como es una vivienda y de actividad «pasiva» se sitúa en invierno entre los 21°C y los 23°C para el horario diurno y entre 15°C y 17°C en horario nocturno. Por cada grado de más el consumo de energía se incrementa alrededor del 7%.
Lo ideal es mantenerla apagada durante las horas de sueño o cuando no estamos en casa, y reanudar el sistema una hora antes de despertarnos o de llegar a casa. De este modo conseguiremos ahorrar en calefacción todas esas horas que permanece apagada.
Pero ¿desde cuándo existe la calefacción en casa? sigue leyendo porque seguro que te sorprenderás…
El origen de la calefacción
La calefacción dentro de casa no existe desde siempre, nuestros abuelos vivieron bastantes años sin el confort de la calefacción en casa tal y como hoy la conocemos, ¿pero cómo se calentaban?
El fuego siempre ha sido el método principal para calentarnos, pero a lo largo de los siglos se ha evolucionado mucho, desde el calor directo con el fuego, a calores indirectos que eran más seguros para las personas.
Ondols coreanos: Los Coreanos desarrollaron, hace ya más de 3000 años, un sistema de suelo radiante, denominado Ondol. Un fuego ardía bajo un piso de mampostería que absorbía el calor y lo transfería a la estancia.
Ondols Coreanos
Posteriormente; en el 300 a.C. en la antigua Grecia, se usaba el sistema de calefacción llamado hipocausto, utilizada en las termas de Olimpia y de Siracusa. La más antigua de las instalaciones consistía en una caldera de carbón, una red de tuberías y radiadores que recorrían el suelo y, a veces las paredes de los locales, dejando el calor antes de salir por el humero hacia el exterior. Este sistema pervivió hasta hace muy poco en la Hispania musulmana y luego cristiana.
Una mejora importante fue el invento de la estufa: el hogar (fuego) quedaba cerrado, protegiendo de quemaduras a las personas. En 1619 apareció la primera obra completa sobre las estufas publicado por Franz Kessler. Este trabajo describe los principios de la calefacción usada en Alemania en la época, que se perfeccionaron muy poco hasta el siglo XIX.
En 1919, Alice H. Parker; mujer afroamericana, patentó con tan solo 24 años un sistema de calefacción central que utilizaba corrientes de convención para transportar el calor por unos conductos que recorrían el edificio y que sentarían las bases de lo que hoy conocemos como calefacción central de caldera.
A mediados del siglo XX, ya existían varias opciones para calentar los hogares, desde calderas a hornos alimentados con petróleo, propano, gas natural y electricidad. Lo que en resumen nos viene a decir que la calefacción central que hoy conocemos existe desde hace unos 70 años, y seguramente solo en los hogares más pudientes y modernos.
¿y cómo vivía la gente que no tenía calefacción?
Las chimeneas, los braseros y los textiles en el hogar eran los protagonistas contra el frío invierno, sobretodo de algunas regiones del interior de España (así como compartir pequeñas camas entre muchos hermanos, tíos, abuelos e incluso durmiendo cerca de las cuadras de los animales).
Veamos porqué el textil fue tan determinante…
La lana merino en España, un poco de historia
Se empieza a hablar de lalana merina en el siglo XII en España con los primeros ejemplares de ovejas. España ostentó la casi exclusividad de su desarrollo y crianza hasta el siglo XVIII cuando se empezó a abrir el comercio hacia otros países. Esta lana estaba muy buscada por sus características de durabilidad y de aislamiento térmico que habían perfeccionado los criadores españoles durante siglos. Tan en serio se tomaba el tema que, hasta esta época, el castigo por la exportación de los animales era la pena de muerte.
La lana de oveja es un aislamiento natural altamente eficaz que ha sido utilizado durante siglos como aislante térmico, de hecho los nómadas mongoles ya utilizaban fieltro y tejidos almohadillados de lana de oveja como capa aislante en las paredes de sus yurtas.
Es un material natural y renovable ya que proviene de la esquila regular del animal, necesaria durante su ciclo de vida
Las ovejas son uno de los primeros animales que han sido domesticados por los humanos. La historia de la oveja doméstica se remonta a entre el 11000 y el 9000 a. C. con la domesticación del muflón salvaje en la antigua Mesopotamia
La lana merino fue motor económico de nuestro país, siendo el primer productor mundial… y la manta de lana fue la gran protagonista en los hogares más pudientes y reinos de todo el mundo como modo de calentarse durante las gélidas noches de invierno.
Si hubo una manta célebre, durante siglos en España, esa fue la manta zamorana. Zamora fue lugar de paso de la ruta de la lana que llegaba desde Extremadura. Otras regiones de España como Palencia (que envió mantas a los colonos americanos durante la guerra de la Independencia) o Béjar han sido pioneras en su fabricación.
Como curiosidad, en casa todavía conservamos una manta de lana de bebé que ya tiene más de 60 años. Las antiguas mantas de lana eran pesadas y difíciles de manejar, nada que ver con la lana cardada de nuestros edredones que son extremadamente ligeros, y te durarán tanto como una de estas mantas.
«la cama,
la que sostenía el jergón de paja,
o de hoja de maíz,
o el colchón de lana;
dependía de zonas y de los posibles de las familias;
pero eso sí, mantas,
sobre todo aquellas de pura lana fabricadas por las buenas gentes de Val de San Lorenzo,
entre otras, que con su buen calor arropaban los sueños de las gentes»
-.La cama, el secreto de la buena vida.-
Ropa de lana
Entonces; ¿Cómo podemos ahorrar calefacción usando lana y pasar menos frío en casa?
La lana es una fibra termo reguladora; esta propiedad se la da la estructura de la fibra, ondulada y rizada, de forma que estos rizos permiten la creación de una capa o cámara de aire entre fibras. Este aire circula en el interior sirviendo como regulador térmico.
Estas características hacen que sirva tanto para evitar la pérdida de calor en situaciones de frío externo como para mantener temperaturas suaves cuando hace calor fuera y la capacidad de absorber humedad del medio. En condiciones húmedas, la propia humedad es absorbida por la lana, para después cederla en sitios secos.
Por último; la capacidad de transpirar de la lana, los noruegos lo saben bien y utilizan ropa interior y camisetas de lana merina, ya que esa humedad es la que nos está enfriando. Un buen ejemplo es la ropa interior de Blaugab, confeccionada en lana merino y seda para una buena regulación térmica sobretodo en invierno.
Calcetines de lana, zapatillas, pijamas y chaquetas para estar en casa nos darán el confort y el calor necesario para no pasar tanto frío en nuestro hogar.
La lana te cuida
Vamos a ver 3 consejos útiles para utilizar la lana en casa y reducir el consumo eléctrico:
En el caso de las alfombras de lana, es recomendable que sean oscuras y gruesas, de ese modo, durante el día recogerán los rayos solares y soltarán su calor poco a poco. Además si contamos con una buena alfombra gruesa de lana que cubra una gran superficie de la habitación; estaremos aislando el frío suelo y evitando pérdidas de calor por las baldosas.
Durante el día es importante utilizar manga larga y pantalón largo, a ser posible con prendas de lana, franela, algodón o paño. Estos tejidos ayudan a mantener el calor corporal y evitan que se escape. ¡Adiós a la manga corta!, ¡hola, manga larga!
Lo mismo ocurre a la hora de irnos a la cama, ya que los edredones de lana crean un ambiente saludable para el descanso, purificando el aire que nos rodea, manteniendo una humedad y temperatura constante y suponen una mejora considerable de las tradicionales mantas de lana que eran muy pesadas y poco confortables. Una manera saludable de ahorrar calefacción durante las noches usando lana.
Así que recuerda, reducir el consumo energético no solo es una cuestión de ahorro en la factura de la luz, sino también contribuye considerablemente a reducir la huella de carbono, y existen otros métodos que nos pueden ayudar a mantener nuestro hogar confortable por la noche y en las horas centrales del día.
Fuente: modaenlana, wikipedia, ecoesmas, la nueva cronica.
AHORRAR EN CALEFACCIÓN USANDO LANA
Hemos entrado ya en plena temporada de Otoño, así que nos parece muy interesante compartir con vosotros algunos consejos para ahorrar en calefacción usando lana, ya que las temperaturas bajan y con el cambio horario las horas de luz también se reducen. En algunos hogares incluso han comenzado ya a usar la calefacción.
En este post queremos también echar la mirada atrás para saber desde cuándo existe la calefacción en el hogar (tal y como hoy la conocemos), desmontar falsos mitos sobre el uso de la calefacción, y sobretodo daros 3 consejos muy prácticos para usar menos la calefacción en vuestra casa.
La factura de la luz
El gasto medio de gas natural de una vivienda (2021) en España es de casi 5.100kWh/año según el estudio SPAHOUSEC II del IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía), aunque el valor cambia dependiendo de si tienes la calefacción eléctrica o no. Esto es así porque una calefacción de gas natural supone el 70% de la factura energética en los meses de invierno.
¿Cuánto podríamos ahorrar si apagamos la calefacción por la noche? Si apagas el sistema de calefacción mientras duermes, se reduce el consumo de energía hasta en un 10%, ya que puedes utilizar edredones y mantas para mantenerte caliente. De todos los gastos energéticos que se realizan en una vivienda media de nuestro país la calefacción representa el 47% del total a lo largo del año.
Dejar la calefacción encendida todo el día
¿Es mejor dejar la calefacción encendida todo el día, aunque sea a una temperatura razonable? La respuesta es que no, ya que esta costumbre disparará el precio que paguemos en la factura del gas o la luz. Tener encendida la calefacción todo el día implica un consumo innecesario de energía que no es comparable al pequeño esfuerzo extra que tiene que hacer el sistema para arrancar después de haber estado apagada.
Por otro lado, un uso continuado de la calefacción aumentará nuestra huella de carbono, ya que generaremos muchas más emisiones de CO2.
Al dejar los radiadores funcionando mientras dormimos estamos consumiendo una energía que no es necesaria, ya que al ir a dormir en invierno nos abrigamos y usamos edredones más gruesos.
Según un estudio del IDAE la temperatura de confort en un ambiente cerrado como es una vivienda y de actividad «pasiva» se sitúa en invierno entre los 21°C y los 23°C para el horario diurno y entre 15°C y 17°C en horario nocturno. Por cada grado de más el consumo de energía se incrementa alrededor del 7%.
Lo ideal es mantenerla apagada durante las horas de sueño o cuando no estamos en casa, y reanudar el sistema una hora antes de despertarnos o de llegar a casa. De este modo conseguiremos ahorrar en calefacción todas esas horas que permanece apagada.
Pero ¿desde cuándo existe la calefacción en casa? sigue leyendo porque seguro que te sorprenderás…
El origen de la calefacción
La calefacción dentro de casa no existe desde siempre, nuestros abuelos vivieron bastantes años sin el confort de la calefacción en casa tal y como hoy la conocemos, ¿pero cómo se calentaban?
El fuego siempre ha sido el método principal para calentarnos, pero a lo largo de los siglos se ha evolucionado mucho, desde el calor directo con el fuego, a calores indirectos que eran más seguros para las personas.
Ondols coreanos: Los Coreanos desarrollaron, hace ya más de 3000 años, un sistema de suelo radiante, denominado Ondol. Un fuego ardía bajo un piso de mampostería que absorbía el calor y lo transfería a la estancia.
Ondols Coreanos
Posteriormente; en el 300 a.C. en la antigua Grecia, se usaba el sistema de calefacción llamado hipocausto, utilizada en las termas de Olimpia y de Siracusa. La más antigua de las instalaciones consistía en una caldera de carbón, una red de tuberías y radiadores que recorrían el suelo y, a veces las paredes de los locales, dejando el calor antes de salir por el humero hacia el exterior. Este sistema pervivió hasta hace muy poco en la Hispania musulmana y luego cristiana.
Una mejora importante fue el invento de la estufa: el hogar (fuego) quedaba cerrado, protegiendo de quemaduras a las personas. En 1619 apareció la primera obra completa sobre las estufas publicado por Franz Kessler. Este trabajo describe los principios de la calefacción usada en Alemania en la época, que se perfeccionaron muy poco hasta el siglo XIX.
En 1919, Alice H. Parker; mujer afroamericana, patentó con tan solo 24 años un sistema de calefacción central que utilizaba corrientes de convención para transportar el calor por unos conductos que recorrían el edificio y que sentarían las bases de lo que hoy conocemos como calefacción central de caldera.
A mediados del siglo XX, ya existían varias opciones para calentar los hogares, desde calderas a hornos alimentados con petróleo, propano, gas natural y electricidad. Lo que en resumen nos viene a decir que la calefacción central que hoy conocemos existe desde hace unos 70 años, y seguramente solo en los hogares más pudientes y modernos.
¿y cómo vivía la gente que no tenía calefacción?
Las chimeneas, los braseros y los textiles en el hogar eran los protagonistas contra el frío invierno, sobretodo de algunas regiones del interior de España (así como compartir pequeñas camas entre muchos hermanos, tíos, abuelos e incluso durmiendo cerca de las cuadras de los animales).
Veamos porqué el textil fue tan determinante…
La lana merino en España, un poco de historia
Se empieza a hablar de la lana merina en el siglo XII en España con los primeros ejemplares de ovejas. España ostentó la casi exclusividad de su desarrollo y crianza hasta el siglo XVIII cuando se empezó a abrir el comercio hacia otros países. Esta lana estaba muy buscada por sus características de durabilidad y de aislamiento térmico que habían perfeccionado los criadores españoles durante siglos. Tan en serio se tomaba el tema que, hasta esta época, el castigo por la exportación de los animales era la pena de muerte.
La lana de oveja es un aislamiento natural altamente eficaz que ha sido utilizado durante siglos como aislante térmico, de hecho los nómadas mongoles ya utilizaban fieltro y tejidos almohadillados de lana de oveja como capa aislante en las paredes de sus yurtas.
La lana merino fue motor económico de nuestro país, siendo el primer productor mundial… y la manta de lana fue la gran protagonista en los hogares más pudientes y reinos de todo el mundo como modo de calentarse durante las gélidas noches de invierno.
Si hubo una manta célebre, durante siglos en España, esa fue la manta zamorana. Zamora fue lugar de paso de la ruta de la lana que llegaba desde Extremadura. Otras regiones de España como Palencia (que envió mantas a los colonos americanos durante la guerra de la Independencia) o Béjar han sido pioneras en su fabricación.
Como curiosidad, en casa todavía conservamos una manta de lana de bebé que ya tiene más de 60 años. Las antiguas mantas de lana eran pesadas y difíciles de manejar, nada que ver con la lana cardada de nuestros edredones que son extremadamente ligeros, y te durarán tanto como una de estas mantas.
«la cama,
la que sostenía el jergón de paja,
o de hoja de maíz,
o el colchón de lana;
dependía de zonas y de los posibles de las familias;
pero eso sí, mantas,
sobre todo aquellas de pura lana fabricadas por las buenas gentes de Val de San Lorenzo,
entre otras, que con su buen calor arropaban los sueños de las gentes»
-.La cama, el secreto de la buena vida.-
Ropa de lana
Entonces; ¿Cómo podemos ahorrar calefacción usando lana y pasar menos frío en casa?
La lana es una fibra termo reguladora; esta propiedad se la da la estructura de la fibra, ondulada y rizada, de forma que estos rizos permiten la creación de una capa o cámara de aire entre fibras. Este aire circula en el interior sirviendo como regulador térmico.
Estas características hacen que sirva tanto para evitar la pérdida de calor en situaciones de frío externo como para mantener temperaturas suaves cuando hace calor fuera y la capacidad de absorber humedad del medio. En condiciones húmedas, la propia humedad es absorbida por la lana, para después cederla en sitios secos.
Por último; la capacidad de transpirar de la lana, los noruegos lo saben bien y utilizan ropa interior y camisetas de lana merina, ya que esa humedad es la que nos está enfriando. Un buen ejemplo es la ropa interior de Blaugab, confeccionada en lana merino y seda para una buena regulación térmica sobretodo en invierno.
Calcetines de lana, zapatillas, pijamas y chaquetas para estar en casa nos darán el confort y el calor necesario para no pasar tanto frío en nuestro hogar.
La lana te cuida
Vamos a ver 3 consejos útiles para utilizar la lana en casa y reducir el consumo eléctrico:
Así que recuerda, reducir el consumo energético no solo es una cuestión de ahorro en la factura de la luz, sino también contribuye considerablemente a reducir la huella de carbono, y existen otros métodos que nos pueden ayudar a mantener nuestro hogar confortable por la noche y en las horas centrales del día.
Fuente: modaenlana, wikipedia, ecoesmas, la nueva cronica.