Septiembre es el mes de la vuelta al cole; y queríamos dedicar el primer post después del verano a los más pequeños de la casa para tratar un tema muy interesante pero por suerte poco habitual, un trastorno del sueño o parasomnia, es el terror nocturno en los niños.
Los niños y niñas que padecen estas alteraciones del sueño; en torno a un 3-15% de la población infantil, suelen tener edades comprendidas entre los 4 y 12 años, siendo la edad más habitual entre los 5 y los 7. Desaparecen progresivamente, aunque pueden persistir hasta la adolescencia y son mas frecuente en varones.
Sus padres viven estos episodios con gran preocupación; por ello queremos entrar en más profundidad para detallar cuáles son los síntomas y las diferencias con las pesadillas, si se requiere de alguna medida o tratamiento y qué podemos hacer los padres.
Qué es el terror nocturno
Ser testigo de un terror nocturno puede resultar inquietante para los padres, pero no es tan traumático para el peque como puede parecer. Una vez que pasa el episodio; el niño o niña se vuelve a dormir rápidamente y no recuerda nada
El terror nocturno es un trastorno del sueño transitorio; uno de estos episodios puede durar entre 5 y 15 minutos e implican movimientos anormales y antinaturales, comportamientos, emociones, percepciones y sueños que se producen mientras uno se queda dormido, durante la primera fase del sueño, o durante la privación del mismo.
Ten en cuenta que los terrores nocturnos no son sueños ni pesadillas. Estos últimos ocurren durante la fase REM, mientras que los terrores nocturnos son una reacción de miedo repentina que aparecen al cambiar de una fase del sueño a otra. Esta transición es suave la mayoría de veces, aunque algunos niños y niñas se pueden frustrar o asustar y sufrir un episodio de terror nocturno.
Cuándo ocurren estos episodios
Suelen presentarse durante la primera mitad de la noche; a las 2 horas de irse a dormir (durante la fase de sueño de ondas lentas), cuando todavía no han comenzado a soñar y aparecen con importantes signos de activación autonómica y grandes gritos (aumento de la respiración, taquicardia, sudoración, etc.)
Cuáles son los síntomas
Sentarse en la cama de repente.
Gritar o llorar de angustia.
Respirar más rápido.
Se resisten a que le toquen o sujeten, movimientos de defensa, o de huida apresurada
Aumento de la frecuencia cardíaca.
Sudar.
Dar golpes.
No reconoce ni parece ver a los padres ni responde a los intentos de calmarlo.
Enfadarse y asustarse.
Abrir los ojos, pero sin despertarse.
Calmarse después de unos minutos y volverse a dormir.
No recordar el episodio cuando se despierte.A diferencia de las pesadillas, los niños que sufren un terror nocturno vuelven a dormirse fácilmente (en la mayoría de los casos), incluso puede que no se hayan llegado a despertar completamente y al día siguiente no recordarán nada de lo sucedido.
Porqué ocurre
Este trastorno del sueño no está asociado a ningún tipo de problema emocional, trastorno neurológico o psicopatológico, pero según expertos en salud infantil si puede haber factores que sean desencadenantes:
Estar demasiado cansado o no dormir lo suficiente.
Estar enfermo o estresado.
Tomar una medicación nueva o dormir en un sitio diferente.
Tener antecedentes familiares de terrores nocturnos o sonambulismo.
Qué debemos hacer
Lo primero que siempre debemos recordar; es que lo mejor según los expertos es NO despertarlos. En caso contrario se sentirán desorientados y aturdidos. Lo mejor es acompañarlos hasta que se calman y vuelven a dormirse de manera natural, para evitar que se puedan hacer daño o caerse de la cama (colocar una barandilla si duermen solos en una cama alta)
¿Qué más podemos hacer?
Intenta reducir el estrés en la vida de tu hij@.
Crea una rutina fácil y relajante durante la noche para ayudarle a dormir mejor.
Asegúrate de que tu hij@ duerma las horas necesarias.
No dejes que esté despierto hasta tarde.
Intenta acostar a tu hij@ 30 minutos antes de lo habitual si está demasiado cansad@.
Si tiene terrores nocturnos diarios a la misma hora, intenta despertarlo unos 15 o 30 minutos antes de que ocurran.
Cuándo debemos acudir al especialista
Algunos niñ@s experimentan solo un terror nocturno, mientras que otros experimentan varios. No obstante, estos episodios dejan de producirse a medida que madura el sistema nervioso. Es poco común que un niño tenga terrores nocturnos frecuentes durante un periodo de tiempo muy largo. Por lo tanto, si notas que suceden con frecuencia, te recomendamos consultar al pediatra para que le derive al un especialista del sueño si es necesario.
Terror nocturno en los niños
Septiembre es el mes de la vuelta al cole; y queríamos dedicar el primer post después del verano a los más pequeños de la casa para tratar un tema muy interesante pero por suerte poco habitual, un trastorno del sueño o parasomnia, es el terror nocturno en los niños.
Los niños y niñas que padecen estas alteraciones del sueño; en torno a un 3-15% de la población infantil, suelen tener edades comprendidas entre los 4 y 12 años, siendo la edad más habitual entre los 5 y los 7. Desaparecen progresivamente, aunque pueden persistir hasta la adolescencia y son mas frecuente en varones.
Sus padres viven estos episodios con gran preocupación; por ello queremos entrar en más profundidad para detallar cuáles son los síntomas y las diferencias con las pesadillas, si se requiere de alguna medida o tratamiento y qué podemos hacer los padres.
Qué es el terror nocturno
Ser testigo de un terror nocturno puede resultar inquietante para los padres, pero no es tan traumático para el peque como puede parecer. Una vez que pasa el episodio; el niño o niña se vuelve a dormir rápidamente y no recuerda nada
El terror nocturno es un trastorno del sueño transitorio; uno de estos episodios puede durar entre 5 y 15 minutos e implican movimientos anormales y antinaturales, comportamientos, emociones, percepciones y sueños que se producen mientras uno se queda dormido, durante la primera fase del sueño, o durante la privación del mismo.
Ten en cuenta que los terrores nocturnos no son sueños ni pesadillas. Estos últimos ocurren durante la fase REM, mientras que los terrores nocturnos son una reacción de miedo repentina que aparecen al cambiar de una fase del sueño a otra. Esta transición es suave la mayoría de veces, aunque algunos niños y niñas se pueden frustrar o asustar y sufrir un episodio de terror nocturno.
Cuándo ocurren estos episodios
Suelen presentarse durante la primera mitad de la noche; a las 2 horas de irse a dormir (durante la fase de sueño de ondas lentas), cuando todavía no han comenzado a soñar y aparecen con importantes signos de activación autonómica y grandes gritos (aumento de la respiración, taquicardia, sudoración, etc.)
Cuáles son los síntomas
Porqué ocurre
Este trastorno del sueño no está asociado a ningún tipo de problema emocional, trastorno neurológico o psicopatológico, pero según expertos en salud infantil si puede haber factores que sean desencadenantes:
Qué debemos hacer
Lo primero que siempre debemos recordar; es que lo mejor según los expertos es NO despertarlos. En caso contrario se sentirán desorientados y aturdidos. Lo mejor es acompañarlos hasta que se calman y vuelven a dormirse de manera natural, para evitar que se puedan hacer daño o caerse de la cama (colocar una barandilla si duermen solos en una cama alta)
¿Qué más podemos hacer?
Cuándo debemos acudir al especialista
Algunos niñ@s experimentan solo un terror nocturno, mientras que otros experimentan varios. No obstante, estos episodios dejan de producirse a medida que madura el sistema nervioso. Es poco común que un niño tenga terrores nocturnos frecuentes durante un periodo de tiempo muy largo. Por lo tanto, si notas que suceden con frecuencia, te recomendamos consultar al pediatra para que le derive al un especialista del sueño si es necesario.