Según la ONU-mujeres, las mujeres rurales sufren de manera desproporcionada los multiples aspectos de probeza con respecto a los hombres.
¿Te imaginas llegar al supermercado y que no haya comida?
En estos momentos de crisis sanitaria debido al COVID-19, la sociedad ha sido más consciente de la importancia de un sector clave (sector alimentario) para nuestra vida, pero que necesita mejoras laborales, más apoyo gubernamental pero sobretodo reconocimiento social.
Durante los meses del confinamiento, pastores y pastoras han continuado adelante con su profesión y han recibido solicitudes de personas interesadas por su trabajo; dónde la libertad se disfruta a diario.
Cada día mas urbanitas se interesan por profesiones que les permitan vivir más conectados con la naturaleza, con un ritmo de vida más tranquilo y lejos del ruido y la contaminación de las grandes ciudades.
Tenemos la suerte de conocer a una pastora que también abandonó la ciudad para dedicarse a esta profesión en uno de los lugares más bellos del Vall d’ássua; El Pallars Sobirá en la provincia de Lleida.
Anna Plana es pastora en Llesuí desde el 2010, rodeada de robustos valles, altas montañas y un clima de inviernos muy fríos.
Comenzó con 40 ovejas y actualmente tiene un rebaño de 500, todo una demostración de valentía y perseverancia.
Anna se formó en la escuela de pastores de Rialp, que ha formado ya a más de 130 pastores, a pesar de ser una profesión que se reduce drásticamente cada año.
Es una profesión esclava, muy exigente nos cuentan los pastores.
Pero; ¿que tiene ser pastora que cada vez atrae a más personas jóvenes como Anna?
Anna, ¿porqué decidiste hacerte pastora?
Después de acabar el curso de Rialp decidí hacerme pastora por el amor a la montaña y a la libertad pero también la soledad que transmite el silencio de estos parajes.
¿Qué es lo más bonito y más duro de tu profesión?
Lo más bonito es ver nacer la vida en plena naturaleza mientras corres por la montaña. Te hace sentir la mujer más afortunada y feliz del mundo.
El invierno aquí es duro, tuve que acostumbrarme a los largos meses de frío y a la nieve. Pero la sensación de paz lo compensa.
¿Qué ayudas y apoyos necesitáis las personas que os dedicáis a esta profesión?
Las mujeres y madres pastoras; al igual que en las ciudades, necesitan poder conciliar su profesión con su vida personal y familiar. Es necesario ayudas en este sentido para tener una vida más equilibrada.
¿Cómo ha afectado la crisis del COVID-19 a tu profesión?
La suerte que hemos tenido los pastores es que hemos podido continuar con nuestro trabajo; saliendo con las ovejas a diario. El lado negativo es que al bajar el consumo de carne de cordero, los precios también se han desplomado.
La elaboración de quesos, la venta de leche de oveja o la utilización de la lana son otras de las vías de ingresos para estas pastoras.
Nosotros tuvimos la suerte de poder asistir un día a una Xolla (el esquilado de la oveja) en la granja de Anna.
Las Xisquetas en verano se suben a la alta montaña (2000 m); y a pesar de ser ovejas para la producción cárnica, se esquilan debido a las altas temperaturas en verano. El calor del pelaje y el peso del mismo les genera muchos problemas.
Es un animal hipersensible; por lo que se esquilan con sumo cuidado por un equipo profesional que realiza la tarea en tiempo record para evitar cualquier tipo de sufrimiento o estrés que podría acabar con ellas. Imaginad con que delicadeza se realiza el proceso.
Ha sido magnífico poder ver como se desplazan los rebaños y ver como se conserva un arte tan ancestral.
Agradecemos de corazón a Anna y a todos los pastor@s de ovejas; ya que gracias a a ellos podemos fabricar nuestros edredones y almohadas de lana de manera tradicional, obteniendo un producto sostenible para el medio ambiente y totalmente ecológico que proviene de unos parajes de ensueño.
Y tú, ¿has soñado alguna vez con ser pastora o pastor?
Mujeres y pastoras
Son mujeres y pastoras, y aunque se saben en minoría luchan por una profesión que saben dura pero de la que dicen disfrutar a diario.
Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural y queremos reconocer el papel de estas profesionales.
Según la ONU-mujeres, las mujeres rurales sufren de manera desproporcionada los multiples aspectos de probeza con respecto a los hombres.
¿Te imaginas llegar al supermercado y que no haya comida?
En estos momentos de crisis sanitaria debido al COVID-19, la sociedad ha sido más consciente de la importancia de un sector clave (sector alimentario) para nuestra vida, pero que necesita mejoras laborales, más apoyo gubernamental pero sobretodo reconocimiento social.
Durante los meses del confinamiento, pastores y pastoras han continuado adelante con su profesión y han recibido solicitudes de personas interesadas por su trabajo; dónde la libertad se disfruta a diario.
Cada día mas urbanitas se interesan por profesiones que les permitan vivir más conectados con la naturaleza, con un ritmo de vida más tranquilo y lejos del ruido y la contaminación de las grandes ciudades.
Tenemos la suerte de conocer a una pastora que también abandonó la ciudad para dedicarse a esta profesión en uno de los lugares más bellos del Vall d’ássua; El Pallars Sobirá en la provincia de Lleida.
Anna Plana es pastora en Llesuí desde el 2010, rodeada de robustos valles, altas montañas y un clima de inviernos muy fríos.
Comenzó con 40 ovejas y actualmente tiene un rebaño de 500, todo una demostración de valentía y perseverancia.
Anna se formó en la escuela de pastores de Rialp, que ha formado ya a más de 130 pastores, a pesar de ser una profesión que se reduce drásticamente cada año.
Es una profesión esclava, muy exigente nos cuentan los pastores.
Pero; ¿que tiene ser pastora que cada vez atrae a más personas jóvenes como Anna?
Anna, ¿porqué decidiste hacerte pastora?
Después de acabar el curso de Rialp decidí hacerme pastora por el amor a la montaña y a la libertad pero también la soledad que transmite el silencio de estos parajes.
¿Qué es lo más bonito y más duro de tu profesión?
Lo más bonito es ver nacer la vida en plena naturaleza mientras corres por la montaña. Te hace sentir la mujer más afortunada y feliz del mundo.
El invierno aquí es duro, tuve que acostumbrarme a los largos meses de frío y a la nieve. Pero la sensación de paz lo compensa.
¿Qué ayudas y apoyos necesitáis las personas que os dedicáis a esta profesión?
Las mujeres y madres pastoras; al igual que en las ciudades, necesitan poder conciliar su profesión con su vida personal y familiar. Es necesario ayudas en este sentido para tener una vida más equilibrada.
¿Cómo ha afectado la crisis del COVID-19 a tu profesión?
La suerte que hemos tenido los pastores es que hemos podido continuar con nuestro trabajo; saliendo con las ovejas a diario. El lado negativo es que al bajar el consumo de carne de cordero, los precios también se han desplomado.
La elaboración de quesos, la venta de leche de oveja o la utilización de la lana son otras de las vías de ingresos para estas pastoras.
Nosotros tuvimos la suerte de poder asistir un día a una Xolla (el esquilado de la oveja) en la granja de Anna.
Las Xisquetas en verano se suben a la alta montaña (2000 m); y a pesar de ser ovejas para la producción cárnica, se esquilan debido a las altas temperaturas en verano. El calor del pelaje y el peso del mismo les genera muchos problemas.
Es un animal hipersensible; por lo que se esquilan con sumo cuidado por un equipo profesional que realiza la tarea en tiempo record para evitar cualquier tipo de sufrimiento o estrés que podría acabar con ellas. Imaginad con que delicadeza se realiza el proceso.
Ha sido magnífico poder ver como se desplazan los rebaños y ver como se conserva un arte tan ancestral.
Agradecemos de corazón a Anna y a todos los pastor@s de ovejas; ya que gracias a a ellos podemos fabricar nuestros edredones y almohadas de lana de manera tradicional, obteniendo un producto sostenible para el medio ambiente y totalmente ecológico que proviene de unos parajes de ensueño.
Y tú, ¿has soñado alguna vez con ser pastora o pastor?